(que habitan en tí)
Amo
a la Virgen Santa,
perfecta Inmaculada,
dogmática
intocable,
de
aura luminosa y pura.
Amo
a la Guerrera,
indómita
e indomable,
furiosa,
iracunda o rabiosa,
fuerte,
certera, valiente,
tenaz
y perseverante.
Amo
a la Niña herida,
en
el dolor de su silencio callada,
en
las sombras de su memoria olvidada
inocente
culpable de pureza mancillada.
Amo
a la Bruja,
la
maga, la hechicera,
la
chamán, la vidente,
la
que cura lo que sangra,
la
que sana lo profundo,
la
que adivina el futuro
y
libera la magia.
Amo
a la Madre abnegada,
matriz
que contiene y sostiene,
regazo
prudente, útero cauto,
pecho
que nutre y alimenta.
Amo
a la Mujer libre que danza
al
son de tambores y timbales
que
mueve sus caderas sin pudor
ni
juicio ni vergüenza.
Amo
a la traviesa que ríe,
la
que ríe alegre y fluye,
jugando liviana
y suelta,
hasta
que la misma risa se ríe.
Amo
a la Mujer sensual
que
me mira seductora y cómplice
como
amante discreta.
Amo
a la dama tímida
de
belleza recatada
que
me mira de reojo desde
el
pálido oscuro rincón de su secreto.
Amo
a la Bella Durmiente
que
duerme y duerme y duerme
y
de tanto dormir,
tal
vez se olvidó de soñar.
Amo
a la Dragona de fuego,
dominante,
orgullosa,
que
palpita en su húmeda cueva
anhelando
la espada
del
osado guerrero.
Amo
a la Princesa,
cándida,
elegante, ingenua,
paciente
en su castillo de muñecas.
Amo
a la Reina de Corazones,
siempre
digna y distante,
dueña
de su imperio silente
y
esclava de sus palabras crueles.
Amo
a la Cenicienta,
que
limpia, pule, barre, plancha, friega,
sin
descanso ni alivio
hasta
que todo brille
reluciente,
como en un anuncio.
Amo
a la Sirena salada,
a
la arpía voladora,
a
la Centaura que no perdona,
al
Hada celosa y fugaz
y
a cada quimera aún no soñada.
Amo
a la osa, a la gata,
a
la yegua, a la perra,
la
loba, la leona,
pantera
o tigresa,
a
la anguila, la cebra,
la
jirafa y la hormiga.
Pero
sobre todo te amo a ti,
porque
tu alma
a
todas ellas cobija,
tu
cuerpo a todas ellas alberga.
Todas
ellas habitan en tí…
…
son bellas!
Y brillan…
cuando son una.
1 comentario:
Dignamente digo que si todas ella habitan en mi.
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